domingo, 21 de marzo de 2010

Las tres bandas azules en ellas - El bicentenario en debate

La joven Micaela y Carolina, su bebita, nos preguntan si la palabra Bicentenario va en verdad con mayúscula.

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Prisionera bajo engaños y sola.



Prisionera bajo engaños y sola. Sola, sin noticias de su hijito que era orillero del río Uruguay como ella, como sus padres, gente de los arenales. Atragantada de impotencias por las persecuciones, las emboscadas contra su propia nación y las masacres: así estaba Guyunusa cuando fue arriada al puerto y embarcada a Europa con otros tres paisanos, expulsados todos por ser… charrúas.

Con ella nos vamos, todos somos charrúas con María Micaela Guyunusa. ¿Dónde estaría su padre? ¿Dónde su madre, María Rosa, tan Rosa como Rosa Guarú que crió al gurisito José de San Martín en Yapeyú (si no fue su madre guaraní)? ¿En quiénes pensaría la bella Guyunusa llena de vida, durante el fastidioso viaje del destierro, ese destierro injusto que todavía nos eriza la piel, y avergüenza a Europa?

El amor iba al lado, y el amor iba en su vientre. Cargaba, y era mucho, lo que le quedaba de sus amores.
Allá la esperaban los fríos ojos de la ciencia. La curiosidad del europeo iba a saciarse en sus costumbres “salvajes”, en su cuerpo.

Un tal Francois de Curel la quería, en los papeles, para presentarla “a su majestad el rey de Francia, a las Sociedades Científicas y a otras personas de distinción e ilustración”. Todo era por la ciencia, pero las patrañas en las promesas del mercader de allá y los entregadores de acá quedaron pronto a la luz: ya en Europa podía leerse este volante con acento francés: “Los Charrúas son visibles todos los días, excepto el sábado de las 3 a las 6 de la tarde, Allée d’Antin, N° 19, Campos Eliseos. Precio de entrada: 5 francos por persona”.

Todo el pudor de nuestra herida hermanita, herido en la exhibición. Entretenimiento garantizado. Crueldad sin límites.

Qué come, qué viste, cómo duerme, cómo pronuncia, de qué modo será su parto, cómo presenta sus pezones. La observan, la estimulan para sonsacarle respuestas, y cuando la tuberculosis amenace con liberarla del morbo europeo y de quién sabe cuántos abusos, la enyesarán en vida para quedarse con sus formas.

Algo así sufrió Saartjie Baartman, “la Venus Hotentote”, con sus glúteos y genitales. Cebados los europeos en sudamericanas y africanas. Los padecimientos de estas mujeres nos hermanan, también.

Las personas de “distinción e ilustración” mostraban la hilacha. Pero hubo franceses que les reprocharon a sus conciudadanos el maltrato, y se burlaron de los “expertos”, y rescataron manifestaciones del alma en los nuestros, la sonrisa, para transmitirnos los pocos gestos que dicen mucho, y el silencio que dice más.

Nada de eso alcanzó para que Guyunusa y su amor, el joven Tacuavé, y sus amigos sudamericanos lograran retornar como anhelaban a nuestros montes, nuestras cuchillas y lomadas, a nuestro río eterno de donde habían sido extirpados por el conquistador, aún en tiempos de independencia.

¿Cómo podía ella entender este panorama? ¿Qué confusiones pasarían por esa chica que había aprendido, de gurisita, con los suyos y en las barrancas de su Paysandú (que había sido un caserío de la gran estancia de Yapeyú como casi toda la orilla oriental del Uruguay); había aprendido ella que su jefe Artigas, lejos de expulsarlos, ordenaba darles tierra y respetarles sus costumbres, su organización social, sus jefes propios? ¿Cómo entender a las autoridades que los mataban, o los perseguían y expulsaban, cuando el charrúa y el guaraní habían protagonizado las luchas de la independencia y la república y las autonomías? ¿Cómo entenderlas, si el indio custodió con su ejército de jinetes que volaban, el éxodo emancipador llamado La Redota? ¿Quién gozaría, entonces, de los resultados de sus luchas enarboladas en una banda roja, en las dos bandas del Uruguay?

Ella no desconocía, claro, las penurias, si de gurisita nomás llevó una vida azarosa. El investigador Gonzalo Abella la supone caminando en éxodo masivo hacia el norte, con miles, cuando terminaba 1811, y establecida con los suyos al amparo de una carreta, en las orillas del Ayuí. Habrá tenido entonces cinco añitos, habrá jugueteado en suelo entrerriano entre los cascos y las ruedas; habrá hecho familiar la voz serena de José Artigas, y por qué no, el paso adolescente, enamorado, de Melchora Cuenca.

Una gurisita que no fue. El 11 de abril de 1831, el estado uruguayo engañó, emboscó y masacró a los charrúas todavía organizados, en el potrero de Salsipuedes. No distinguió, claro, entre descendientes de entrerrianos, orientales o riograndenses, como el Virreinato no los había distinguido antes en La Matanza (Victoria). Un charrúa es nación, no acepta límites impuestos por el enemigo.

Algunos de los que se salvaron pasaron a ser sirvientes de la aristocracia en Montevideo. Un grupito fue embarcado hacia Francia para la exhibición. Allí viajó nuestra Guyunusa.
Pleno verano, el 25 de febrero de 1833 zarpaba de Montevideo el bergantín que la alejaría para siempre de nuestro suelo. India y madre, Guyunusa le daría a París una hija europea gestada acá. (Algunos estudiosos suponen que el padre debió ser nuestro cacique Vaimaca Perú).

Su nación, víctima de las disputas entre las bandas de españoles, portugueses, ingleses, y ella misma en poder de los franceses ahora. Para aclarar los puntos, de entrada, y para aislarse de tanto idioma extraño, se pintó en la frente las tres bandas azules, se marcó, como diciendo… Como diciéndose.

Y esas tres bandas azules nos interrogan hoy, en el Bicentenario de la Revolución. Un Bicentenario que insistimos en nombrar con mayúscula por otros argumentos que Guyunusa nos discute con razón.

Porque la Revolución fue en Mayo de 1810, y Guyunusa y los suyos, los sobrevivientes de las matanzas, terminaron expulsados en febrero de 1833.

El 20 de setiembre de ese año, a siete meses de la partida desde nuestras playas, Guyunusa dio a luz una niñita americana, en París, y la nombró Caroline. Guyunusa contrajo tuberculosis y murió el 22 de julio del año siguiente en Lyon. Un mes después, el 28 de agosto de 1834, antes de cumplir el añito, falleció Caroline en Lyon.

¿Qué palabritas habrá balbuceado nuestra niñita charrúa en París? ¿En qué idioma? ¿Qué frase dejó trunca?
¿Qué oportunidades le dieron a Caroline el criollo de la independencia, el español, el inglés, el portugués, el francés, todos pretendidos dueños del suelo charrúa?
¿Y qué oportunidades les damos a nuestras Guyunusas y Carolinas de hoy, a la vuelta de la esquina, privadas de tierra, de estudios, de apellido?

No faltaron señoras sensibles de la Francia civilizada que, al escuchar el llanto de la niñita se sorprendieran, porque lloraba como sus propios niñitos. Extraña coincidencia.
Dos mujeres nuestras, Guyunusa y su hijita Caroline Tacouabé, esas dos mujeres nuestras nos interrogan hoy desde la distancia. Sin bienes, despojadas de nación y de tierra, privadas de idioma, muertas al fin en suelo extraño, nos preguntan.
Eso que les pasó se llama tráfico de personas para la explotación. Engaño, fraude, abuso de poder, reducción a servidumbre, privación ilegítima de la libertad, esclavitud. Y en tiempos en que la esclavitud había sido abolida en los papeles. (Lo que le pasó a su nación, genocidio).

Fueron a morir allá, y hoy sentimos que viven aquí y cuando decimos aquí, decimos aquí, en nuestros corazones.

La explotación de la mujer fue llamada “trata de blancas” y se consideraba un delito, pero en la medida que se explotara a mujeres blancas, porque la trata de negras era permitida e incluso promocionada.

Estamos pues ante la trata (arreo para explotación) de personas cuando nuestras tierras se habían declarado ya cinco veces revolucionarias e independientes. En 1810 con la revolución de Mayo, en 1811 con el Grito de Asensio y la Redota (hacia el Ayuí entrerriano), en 1815 en el Congreso independentista de Oriente (para nuestro orgullo, en Concepción del Uruguay), en 1816 en Tucumán, y en 1825 con la independencia de Uruguay del imperio de Brasil…

Los descuidos nuestros. El 17 de julio de 2002 llegaron a Uruguay los restos de Vaimaca Perú, que venían del Museo del Hombre de París. El lancero de José Artigas, Vaimaca, con el jinete Tacuavé y el médico Senaqué, fueron los compañeros de desventuras de nuestra Guyunusa.

Eran de nuestras familias orientales, entrerrianas, sin diferencias porque el río Uruguay no tenía aduanas, ese disparate; el río no nos pedía el DNI como sucedió después, como sucede con la decadencia.
No estuvimos, como pueblo (no digo los gobiernos, de los cuales no hay que esperar mucho), no estuvimos en ese invierno para recibir a nuestro Cacique artiguista. Fueron jornadas conmovedoras, de honda reflexión, y nosotros, sus descendientes de alma, antes que inclinarnos tomamos distancia.

Hace pocos días, los chilenos recibieron los restos de cinco hermanas y hermanos sudamericanos, robados también por el conquistador en nuestro extremo sur a la nación kawesqar llamada alakalufe, y exhibidos como animales en un zoológico humano.

Dice la noticia: las osamentas de “Capitán” (40), un hombre que falleció un año después de ser capturado, su mujer Piskouna y su hijita de tres, Grethe, arribaron provenientes de la Universidad de Zurich en Suiza, donde servían a la ciencia junto con los restos de las jóvenes de veinte años bautizadas como Henry y Lise por sus cancerberos”.

Con el respeto de sus familias tan cerca de los onas (selknam), descansan ahora en Karukinká (Tierra del Fuego).
Roma, Zurich, Berlín, Londres, Bruselas, supieron de ellas en el circo, y los testimonios de los manoseos que soportaron erizan la piel también.

La repatriación de los restos nos alivia, pero en la Argentina estas noticias no trascienden. Nuestra distancia nos pinta bien, distantes por ahora.
Volvió Vaimaca, volvieron las cuatro mujeres alacalufes y Capitán, de nombre ajeno. Tal vez en este Bicentenario volvamos nosotros a reencontrarnos con nuestra identidad, con nuestros desaparecidos, con nuestra memoria, y volvamos los ojos a las Piskouna, Grethe, Henry, Lise, Guyunusa, Caroline de nuestros barrios hacinados, las mujeres de nuestros campos hechos para pocos, desiertos.

Guyunusa se llamaba Micaela. Vaya nombre. La Bastidas Puyucahua de vida revolucionaria y muerte atroz, y atroz porque el conquistador no comprendió siquiera sus delicadas formas, no tenía herramientas el verdugo para su figura frágil a la vista; la también bella Micaela Bastidas, bella en cuerpo y alma, medio africana medio americana, enteramente nuestra americana como Guyunusa, vuelve a llamarnos en este Bicentenario que nos obstinamos en escribir con mayúscula pero quizá por ahora debamos llamarle nomás bicentenario. Así, como una deuda con nuestras Micaelas.

El Día de la Nación Charrúa
El 11 de abril es recordado como el Día del Indio. No sabemos si fue aprobada una ley que lo declara Día de la Nación Charrúa y de la Identidad Indígena. Bien podría decirse, también, el Día de la Resistencia.
Pero estamos hablando del Uruguay, y en verdad cualquiera de esas denominaciones nos involucra a los entrerrianos. ¿Por qué permanecer ajenos a Salsipuedes?

Digamos que la fecha fue elegida por la masacre de 1831 en Salsipuedes. Paradojas, el 11 de abril había lanzado José Artigas su primera Proclama revolucionaria en Mercedes, en 1811, en adhesión plena a la revolución de Mayo. Aquí, en Entre Ríos, esa fecha es todo un símbolo también que nos involucra, pero lejos, muy lejos del espíritu de Mayo, solemos recordar el 11 de abril por el asesinato de Urquiza en 1870.

Con los recuerdos del 11 de abril, posiblemente en el futuro celebremos el 13 de abril, por que ese día José Artigas dio las Instrucciones del Año XIII, documento inicial, inapelable, del federalismo sudamericano, con el cual todavía hoy estamos en deuda, en particular los entrerrianos.

Para ser más específicos, el estudioso Gonzalo Abella querría que el 11 de abril se conmemorara el “Día de la Masacre contra los Charrúas Artiguistas por parte de los liberales encaramados en el Poder”.
Debe recordarse aquí que el espíritu libertario del artiguismo contó con la concurrencia plena del ejército charrúa, o mejor dicho: el espíritu libertario charrúa entrerriano y oriental contó con la concurrencia plena de la revolución que lideró José Artigas.

La heroica Paysandú y nuestra memoria
Cuando nombramos a Paysandú decimos Nuestra América. Y Guyunusa es sanducera como el muchacho, Tacuavé.

Les pasó hace poco (nos pasó), y con gran responsabilidad de nuestra gente, no ya europea sino americana, como ocurrió con el atropello a la Patagonia llamado “Campaña al desierto”, y con la usurpación del Chaco. (No hablaremos ya de la guerra al Paraguay indio, mestizo, que no terminamos de digerir, por genocida y reciente).

Sanducera, Guyunusa, como Aníbal Sampayo que no podía ser más entrerriano cantándole al río, al islero y pescador, a Delio Panizza, a José Artigas, y cantándole a nuestro Cerro de la Matanza tan parecido a Salsipuedes en masacres de hijos de la tierra.

Nuestra ciudad de Victoria y nuestra Salsipuedes, dos hitos en nuestras derrotas, dos lágrimas que aceitaron la expulsión de Guyunusa, la abolición del derecho de Caroline a nacer y vivir en su nación, a vivir.
Y sanducera como el caudillo panzaverde Ricardo López Jordán, que los entrerrianos pusimos al frente de la revolución. De Paysandú, la heroica, donde peleó y murió el entrerriano Lucas Píriz codo a codo con el inmortal Leandro Gómez en la resistencia a la opresión imperialista. Donde cantó Gabino Ezeiza, el payador que le debemos a nuestra madre patria de los leones. Paysandú, que cobijó a nuestros combatientes en las horas amargas, y a la que Olegario Andrade le cantó como solía cantar, tronando: “¡Sombra de Paysandú! Sombra gigante que velas los despojos de la gloria”.

Los estudiosos coinciden en el origen charrúa de los secuestrados, y algunos incluyen a Guyunusa en la nación guenoa, o dicen que el padre de Tacuavé era guaraní.

Tan guaraní como Andrés Guacurarí y Artigas, gobernador de Misiones, capitán de blandengues, primero entre los desaparecidos político sociales, y en manos del imperio portugués; como fue primero entre los héroes de nuestras guerras por la independencia y el federalismo. En estos días de la Memoria, vuelve Andresito a interpelarnos por ese olvido que no parece casual, porque al nombrar al Andresito desaparecido se evoca por añadidura al federalismo desaparecido, al artiguismo en suma.

Hay investigadores de Paysandú (conocimos aportes de una periodista de gran compromiso, Carol Guilleminot) que certifican que Guyunusa y Tacuavé nacieron en estas tierras, son sanduceros, pero de cuando Paysandú abarcaba casi toda la margen oriental del Uruguay. Y eso mismo nos une más todavía, a los habitantes de las dos bandas. Porque además, Paysandú fue un pueblo de Yapeyú.

Tirso Fiorotto-UNO-21/3

martes, 9 de marzo de 2010

LAS MÁSCARAS DE MAYO Y LA REVOLUCIÓN DE LOS PUEBLOS - El Bicentenario en Debate




...Sería muy del caso atraerse a dos sujetos por cualquier interés y promesas, así por sus conocimientos, que nos consta son muy extensos en la campaña, como por sus talentos, opinión, concepto y respeto, como son los del capitán de dragones don José Rondeau y los del capitán de blandengues don José Artigas; quienes, puesta la campaña en este tono, y concediéndoseles facultades amplias, concesiones, gracias y prerrogativas, harán en poco tiempo progresos tan rápidos, que antes de seis meses podría tratarse de formalizar el sitio de la plaza...”
Mariano Moreno,

Secretario de la Primera Junta de Mayo,

Plan de Operaciones, 30/8/1810



Lo que resistían los pueblos no era la libertad, era el despotismo

que se les daba junto con la libertad; lo que ellos querían era

libertad sin despotismo: ser libres de España y libres de Bs.As...

Para todas -las provincias- significó -el federalismo-, al fin la

independencia provincial a fin de no sujetarse a ninguna autoridad

que no fuese la de su provincia propia”

JUAN BAUTISTA ALBERDI

Grandes y pequeños hombres del Plata



1- ¿Qué festejan los gobiernos el 25 de Mayo? ¿Qué festeja el Estado?, y ¿qué significado puede tener esta fecha para los pueblos y para los movimientos sociales?. ¿Han desarrollado las luchas populares su propio debate y su propia interpretación política del 25 de Mayo? ¿Podremos superar la influencia del discurso estatal oficial?. ¿Cuál es la ideología oficial de la “revolución de mayo”? ¿Podremos superar la ideología de los manuales escolares y de las revistas infantiles?


2- El 25 de Mayo es parte de un complejo y contradictorio proceso histórico y político, de luchas contra el absolutismo imperial español. Ese día, se logró desalojar políticamente al virrey español Cisneros del poder en Bs.As y se constituyó la Primera Junta de Gobierno criolla. Pero los dimes y diretes fueron interminables. En la Semana de Mayo, Cisneros llegó a presidir una Junta, y el 25, los criollos que asumen el gobierno juran su cargo prometiendo fidelidad al rey español, Fernando VII, que estaba prisionero de los franceses. Los historiadores llaman “la máscara de Fernando VII” a esta táctica de los políticos criollos de mayo. Esa máscara política había sido inducida por los ingleses, que eran aliados circunstanciales de España en ese momento, pero que tenían fuertes intereses comerciales y empresariales en Bs.As. La idea era que los burgueses ricos de Bs.As -partidarios del libre comercio con Gran Bretaña- tomaran el poder en nombre del pueblo, pero que no lo hicieran abiertamente en contra del gobierno español, ya que ésto le generaría inconvenientes políticos a la corona británica. La política de Mayo fue un complejo juego de máscaras.


3- El virrey ha sido expulsado políticamente, aunque casi pidiendole permiso, pero ese es el hecho de mayo. Frente a una burguesía criolla débil y timorata, hay que decir entonces que la fuerza histórica profunda que expulsó a Cisneros, el espíritu que empujó realmente y se bancó la liquidación del virreinato, fueron las extraordinarias luchas populares multi e interculturales que se venían dando desde hacía tiempo en Nuestra América: indios, negros, gauchos, criollos, mestizos, mujeres y hombres, niños, todos, dieron su vida antes y después de mayo en la lucha revolucionaria contra la opresión imperialista. Al virrey lo expulsan, en el fondo, las multitudes populares de América. Por eso, y mientras los políticos están a las vueltas, arreglando y en componendas -aquella vez adentro del Cabildo-, discutiendo la continuidad y la legitimidad de un gobierno dentro del marco imperial, el pueblo no deja de preguntarse de qué se trata. El 25 de Mayo tiene políticos adentro y pueblo afuera: de los primeros nacerán el discurso oficial y los futuros actos “patrios”.


4- Algunos políticos de Mayo nunca quisieron sacarse la máscara. Los gobiernos de Bs.As siguieron rindiendo pleitesía a los europeos y proyectaron gobiernos unitarios, monárquicos y principados extranjeros. La idea era arreglar. El discurso de lo posible parece ser la coartada histórica de los Estados. La lista es larga: traición de BsAs a Artigas en la lucha contra los españoles en la Banda Oriental, amonestación a Belgrano por crear una bandera blanca y azul, San Martín que tiene que escribir exigiendo a los congresistas de Tucumán -en 1816- que declaren de una vez la independencia y Güemes que era visto por Bs.As como un peligro y un enemigo estratégico. La política dominante de la Junta de Bs.As era la de un cambio de gestión, antes que un cambio político revolucionario. La revolución de mayo, la revolución de los pueblos, se hizo luchando también contra las políticas del Estado, que se intentaba organizar desde Bs.As. La política oficial era la de iniciar una gestión criolla de lo mismo, una gestión criolla de las estructuras de la dependencia, de las estructuras de un modo de producción colonial que combinaba prácticas feudales, inquisidoras y prácticas capitalistas, en el marco de un capitalismo mundial que entraba paso a paso, en su fase industrial de la mano de la hegemonía británica. Y la política de gestión criolla unitaria de la dependencia implicaba una represión a muerte contra la rebeldía y la autodeterminación solidaria de los pueblos. Pero la política -en el sentido amplio del concepto- es rica, dinámica y a veces, impredescible: los debates se calentaron en la Junta y en toda América, y los debates y las luchas fueron desbordando el cerco político hegemónico. Mariano Moreno -secretario de la Primera Junta- y su grupo político se enfrentaron al conservadurismo de Saavedra y los suyos. Y los hechos y acciones se van encadenando complejamente: los liberales morenistas representados por Castelli fusilan a Liniers y los contrarrevolucionarios en Córdoba. Belgrano -al mando de la expedición militar de la Junta de Bs.As- pierde Paraguay, pero también pierden Paraguay los españoles, ya que la idea de libertad empieza a tomar forma como soberanía particular y fraternidad de los pueblos americanos. Si hay un proyecto de libertad para los pueblos lanzado en mayo, ese proyecto empieza a desarrollarse paradójicamente con la soberanía particular paraguaya, ese modelo político en el que se va a inspirar el proyecto más acabado de libertad real para nuestros pueblos en el Siglo XIX: el proyecto federal artiguista revolucionario. El gran Delio Panizza, poeta de la tierra y del viento, lo percibió con claridad:


...Es que Artigas persigue

unión y libertad y democracia,

él encarna el espíritu de Mayo,

su fe no se quebranta...(1)


5- Los contradictorios liberales morenistas de Mayo lanzan las ideas de libertad -liberarse de España pero gestionando desde BsAs un libre comercio con Inglaterra-, y los pueblos las superan en la lucha. La Revolución de Mayo se vuelve revolución en las trincheras y en los campos de batalla de América. El Himno Argentino original de Vicente López y Planes, la Marcha Patriótica de 1813, lo refleja en sus estrofas: la lucha contra la tiranía es una lucha americana, y aunque el autor del Himno no deja de decir que “Bs.As se pone al frente”, su canto es un canto a la lucha revolucionaria en Nuestra América. El enemigo imperial es un enemigo común:


...¿No los veis sobre México y Quito

arrojarse con saña tenaz?

¿Y cuál lloran, bañados en sangre,

Potosí, Cochabamba y La Paz?

¿No los veis sobre la triste Caracas,

luto y llanto y muerte esparcir?

¿No los veis devorando, cual fieras,

todo pueblo que logran rendir?


...San José, San Lorenzo, Suipacha,

ambas Piedras, Salta y Tucumán,

La Colonia y las mismas murallas

del tirano en la Banda Oriental,

son letreros eternos que dicen:

aquí el brazo argentino triunfó,

aquí el fiero opresor de la Patria

su cerviz orgullosa dobló.


...Desde un polo hasta el otro resuena

de la fama el sonoro clarín,

y de América el nombre enseñando

les repite mortales, oíd:

ya su trono dignísimo alzaron

las Provincias Unidas del Sud,

y los libres del mundo responden:

¡al gran pueblo argentino, salud! (2)


El 25 de Mayo es la expulsión política, la destitución -a algunos no les gustará este concepto- del virrey: la revolución de mayo -que va más allá del 25- la hacen los pueblos. Hubo, y con muchas contradicciones, poder destituyente, fuerza contrainstitucional para dar el paso el 25, y hubo potencias revolucionarias co-instituyentes fragmentadas -lamentaremos siempre que inaceptablemente Belgrano interceptara e interrumpiera la correspondencia política entre Artigas y San Martín- y desarticuladas después, que hicieron lo que pudieron, heroicamente. El 25 de Mayo se transforma -deviene- en una puerta política abierta a las luchas, en una puerta abierta a la historia. Por allí intentan pasar los pueblos, ayer y hoy. Moreno paga con su vida, como tantos otros, su enfrentamiento político con Saavedra y el poder.


6- Entre Ríos -acaudillada por Bartolomé Zapata primero-, la Banda Oriental -con el Grito de Asencio, la insurrección popular y con la posterior deserción de Artigas y otros del ejército español-, la autonomía paraguaya con mayúsculas y los fusilamientos de Cabeza de Tigre le van dando forma y cuerpo -paradojal y dialécticamente, insistimos- a la Revolución de Mayo. Lo revolucionario ha sido, es y será, la lucha revolucionaria. Como nos recuerda Mario Alarcón Muñiz, “El 18 de febrero de 1811, Bartolomé Zapata al frente de 52 gauchos logró reconquistar Gualeguay en lo que fué la primera victoria por la libertad en territorio entrerriano, expulsando de la villa a los húsares del rey”. Luego Zapata y sus milicianos recuperaron Gualeguaychú y Concepción del Uruguay -el Arroyo de la China- garantizando con las armas el triunfo de la Revolución de Mayo. Y así como algunos dicen que Belgrano fue derrotado en Paraguay pero sembró allí la semilla de la libertad política, podemos decir que Bartolomé Zapata sembró esa semilla en el Litoral, ya que uno de sus derrotados fue José Artigas, quién hasta entonces era soldado del ejército español, como lo fueron San Martín y tantos otros. La resistencia revolucionaria de Zapata, de los entrerrianos y de los litoraleños es uno de los factores históricos imprescindibles para definir la deserción de Artigas y otros del ejército imperial, y para comprender la fuerza de la lucha federalista después. En este sentido, Alarcón Muñiz, releyendo a historiadores como Gianello, Perez Colman y Humberto Vico, subraya que, “Zapata logró desbaratar el plan realista de reinstalar el virreinato mediante el ataque a BsAs a través de Entre Ríos y Santa Fe”.


Sería mejor en nuestras escuelas y en nuestros actos mostrar un mapa completo de las Provincias Unidas de Sudamérica y señalar la recuperación de Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay como triunfos estratégicos y verdaderos de la Revolución de Mayo, lo mismo que los otros triunfos americanos señalados en el Himno original. Sería mejor enseñarle a nuestros gurises la lucha de Bartolomé Zapata y sus milicias libertarias gauchas, y no la figurita y la política de Cornelio Saavedra y cía.


Y también sería importante repasar los factores económicos, sociales y culturales que impulsaron -impulsar no es determinar- la lucha revolucionaria entrerriana, oriental y litoraleña por la libertad verdadera. En este sentido, Alarcón Muñiz nos recuerda un par de cosas; primero, y citando a Filiberto Reula, que el espíritu charrúa y la autonomía territorial que se vivió relativamente en la era colonial en el “Continente de Entre Ríos” son parte fundamental de la entrerrianidad libre y rebelde, y segundo, y recuperando las investigaciones y reflexiones de Leoncio Gianello, que la mayoría de la población rural en nuestro paisito entrerriano “vivía con incertidumbre, pues poseía y trabajaba la tierra cuya propiedad alegaban poderosos terratenientes vinculados a las autoridades virreinales que amenazaban desalojarlos” (3).


7- Hay un 25 de Mayo de los políticos y una revolución de mayo de los pueblos. Habrá dos bicentenarios: uno el de los discursos oficiales -la patria del Fondo del Bicentenario y del Estado reincidente-, y otro, el bicentenario de los trabajadores y pueblos de Nuestra América en lucha.


Sería mejor representar y reafirmar la lucha popular y multicultural americana por la liberación política y social, y no difundir la imagen de la negra vendiendo mazamorra en las afueras del Cabildo, ni vestir a nuestras gurisas de damas ricas porteñas. Ese es el mayo de los políticos, esa es la ideología oficial , racista y estatal de mayo.


No es nuestra genealogía histórica. Esas imágenes ideológicas no construyen conciencia de lucha por la libertad. Está claro que la ideología oficial del 25 de Mayo es la ideología de la representación política formal burguesa, liberal y conservadora a la vez. Lo que los gobiernos festejan es que ese día se cambió de representación política. El Estado festeja que los políticos de acá pasaron a “representar” -en términos liberales y eurocéntricos- al pueblo en el gobierno, en la administración de los cargos públicos. El Estado argento festeja que se inició la política como gobierno, con todas las oportunidades de enriquecimiento y de poder interno que eso genera.


Por eso, la otra imagen oficial ideológica es la de las figuritas de los miembros de la Primera Junta de Gobierno. La idea del poder es enseñarle al pueblo que los políticos son los que resuelven las cosas, que “el pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes”.


Hay que deconstruir la historia oficial y pensar, enseñar y aprender una revolución de los pueblos, con participación y protagonismo de las mayorías populares en la redefinición de su futuro.


8- Como dice Dardo Scavino, dos narraciones se mezclan desde Mayo. Por un lado está la narración americana y por el otro, la narración criolla, el discurso político criollo, lo que nosotros llamamos la ideología oficial de Mayo. Para Scavino -y si bien su análisis debe ser ampliado y profundizado-, “en la narración americana, la revolución venía a establecer la igualdad entre los diversos grupos; en la narración criolla, la revolución venía a restablecer la superioridad de los criollos”, y está claro que, “si el indio y el afroamericano eran parte de los americanos que luchaban contra la monarquía española; si todos ellos, por haber nacido en esta tierra, encontraban una identidad compartida contra un enemigo común; si eran iguales frente al poder del imperio, esa igualdad se pierde bajo el poder del criollo, que defiende su superioridad”. Se entiende que cuando Scavino habla de criollos, habla de la oligarquía criolla, de los criollos económica y políticamente poderosos. Y coincidimos por supuesto con este autor en subrayar que, “doscientos años después de las revoluciones de la independencia que suprimieron el pongo, el yanaconazgo y la mita, las mismas poblaciones se ocupan de limpiar las casas de los criollos, de cultivar y cosechar sus campos y de internarse en sus minas” (4). Doscientos años después, nuestros pueblos originarios siguen peleando por tierra, justicia y libertad. El 25 de Mayo se mezclan las narraciones americana y criolla en un marco contradictorio, y en el proceso de la revolución de mayo, las aguas ideológicas se dividen más aún, por la propia y compleja lucha de clases de nuestra región. El federalismo artiguista es la más acabada narración americana de su época. Y con el sacrificio de tantos, la narración americana sigue latiendo en las luchas pasadas y presentes de los pueblos y culturas de Nuestra América, que no se entregan. El ejemplo del proceso político, social y cultural anticolonialista abierto en Bolivia en nuestros días es, en este sentido, extraordinario.


9- En 1824 la difícil coordinación sudamericana derrota a los españoles en Ayacucho y la independencia política es un hecho en la América Continental. Pero ese mismo año, el gobierno unitario, liberal y porteño de Bernardino Rivadavia entierra a las Provincias Unidas iniciando la deuda externa al gestar el empréstito y negociado corrupto con la banca inglesa Baring Brothers. Las potencias revolucionarias dispersas lograban un objetivo, pero el bloque político y social dominante que se iba unificando ya iniciaba nuevas formas de colonización. Las resistencias y luchas populares continuaron como pudieron, y continúan, y necesitan reorganizar y repotenciar sus fuerzas. Y es bueno empezar a pensar en no repetir errores históricos, de fragmentación y aislamiento, ideológico, político, gremial, social, pedagógico y cultural. La federación multicultural de las luchas sigue siendo una clave para la emancipación de nuestros pueblos. Los cabildos abiertos y populares en red y el combate sin treguas contra la injusticia son un horizonte movilizador. Recordemos que, por ejemplo, el centenario de mayo (1910) encontró a la clase obrera resistiendo a la represión “patriótica” del Estado oligárquico argentino agro-exportador dependiente, pero era una clase obrera a la defensiva, con iniciativas memorables, imprescindibles y gloriosas, pero muy influídas todavía por el pensamiento eurocéntrico y positivista.


Hoy, los tataranietos de la Baring exigen Fondos del Bicentenario y pagos a cuenta. Y varios ya están preparando sus máscaras de Mayo, en el país del no me acuerdo. Debemos evitar nuevos desencuentros y nuevos aislamientos. El pensamiento libertario y militante también debe descolonizarse para poder avanzar en la lucha contrahegemónica.



Prof. Mauricio Castaldo

AGMER María Grande

Foro Artiguista Entrerriano

Junta Americana por los Pueblos Libres

mauriciocastaldo@gmail.com

Marzo de 2010


Palabras clave:

Virrey, Pueblos, América, Luchas, libertad, soberanías particulares, paradojas, contradicciones, máscaras políticas, debates, Bartolomé Zapata, puerta abierta a la historia, revolución de los pueblos, rebeldía entrerriana y litoraleña, Provincias Unidas de Sudamérica, imágenes ideológicas, narraciones americana y criolla, Bolivia.


Glosario (para investigar, debatir, trabajar):

Ideología, revolución, multi e interculturalidad, proceso, burguesía, virrey, cabildo, imperio, colonialismo, feudalismo, capitalismo, liberalismo, conservadurismo, unitarismo, federalismo, soberanía, contradicción, paradoja, contrainstitucional, destituyente, instituyente, dialéctica, Estado, pueblo, racismo, discurso, narración, política, eurocéntrico, positivista, libertario, hegemonía, contrahegemonía.


NOTAS:

  1. DELIO PANIZZA, Artigas, Ediciones de la Criolla, 1950, p.90.

  2. VICENTE LÓPEZ Y PLANES, El Himno de la Patria, en El Hogar de los Argentinos, Antología Argentina y Americana, Rosario, Editorial Apis, 1957, pp.112-114.

  3. MARIO ALARCÓN MUÑIZ, Bartolomé Zapata, Héroe Gaucho, en Revista Cuando El Pago se Hace Canto, La Paz, Entre Ríos, 28va edición, 2008, pp.54-56.

  4. DARDO SCAVINO, 200 años de contradicciones, reportaje de Gustavo Varela en Clarín, Revista Ñ, 6/3/2010, pp.12-13.





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